Durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, se otorgaron autorizaciones en la ciudad de Buenos Aires, a principios de 1876, para la explotación de guano en un paraje de nombre Monte León, situado a unos 35 km al sudoeste de la entrada del estuario del río Santa Cruz, por lo cual, se erigiría un pequeño caserío estable para la ejecución de las faenas. Al enterarse el Gobierno chileno de tal situación, fue enviada la corbeta Magallanes al mando del capitán Juan José Latorre que llegó el día 27 de abril del mismo año, para apresar en el puerto de Santa Cruz al barco francés Jeanne Amelie que estaba capitaneado por Guillaume, por dedicarse a la extracción de guano con permiso del Gobierno argentino y no del chileno. En 1877, este último país, mandaría una expedición para explorar la comarca al sur del río Santa Cruz con intención de anexionársela pero sin mayores resultados.
Por consiguiente y ante las protestas ciudadanas, la Nación Argentina había dispuesto el envío de una flota naval al mando del coronel de marina Luis Py —mejor conocida como Expedición Py— compuesta por el monitor Los Andes comandado por Ceferino Ramírez, la bombardera Constitución al mando de Juan Cabassa y la cañonera Uruguay, por Martín Guerrico que zarparon de Buenos Aires el 8 de noviembre del corriente.
El día 1º de diciembre de 1878 la expedición argentina procedería a izar definitivamente la bandera argentina en la cumbre del cerro Misioneros, en la orilla diestra del río, dando origen así al Puerto Santa Cruz.
El 4 de enero de 1879 llegaría al mismo puerto la corbeta Cabo de Hornos comandada por Luis Piedrabuena —quien había fundado una factoría en 1859 en la cercana isla Pavón— con la noticia del cese de las hostilidades entre ambos países y llevando a bordo al cirujano mayor Federico R. Cuñado-Cau —nieto del médico español Gabriel Cuñado— además de portar cargamento de carbón, víveres y la lancha de vapor Monte León necesaria para proveerse de agua dulce en la isla antes citada. También habría llegado la bombardera República.
Finalmente el tratado de límites se llevaría a cabo entre ambos países litigantes en el año 1881, con rectificaciones posteriores.
En 1884, el militar Carlos María Moyano, fue nombrado primer gobernador del Territorio Nacional de Santa Cruz. Tras organizar las localidades de Puerto Santa Cruz, Río Gallegos y Puerto Deseado, trató de entusiasmar a inversores para colonizar la región. En 1885 hizo un viaje a las islas Malvinas, donde compró ovejas y carbón. El entonces presidente Julio Argentino Roca le había dado instrucciones para que procurase atraer a agricultores malvinenses para establecerse en Santa Cruz. La decisión se debió por la proximidad y coincidencia de clima y pastos. Moyano viajó varias veces al archipiélago, logrando éxito su tarea de poblar Santa Cruz con colonos malvinenses y trasladar ovejas para su cría. La primera migración involucró a 16 familias (unas 80 personas) que montaron 27 estancias y que abandonaron las islas para siempre por la presión ejercida por la empresa monopólica británica Falkland Islands Company.
En sus viajes a las islas también conoció a una joven malvinense, Ethel Turner. En su primer viaje a Malvinas, Moyano había comprado seiscientas ovejas a un próspero comerciante y granjero inglés, que resultó ser el padre de Ethel. Ethel y Moyano contrajeron enlace el 15 de septiembre de 1886 en Puerto Santa Cruz. Ethel apenas tenía 18 años y Carlos, 32. Su boda fue la segunda de gente blanca celebrada en el territorio santacruceño y estuvo fuera de lo común para la zona y época. De la boda no existen crónicas ni documentos de época, salvo la constancia del casamiento en el folio dos del libro de actas inaugurado al efecto.
El matrimonio de Moyano con Ethel facilitó la adquisición de grandes latifundios a súbditos británicos en Santa Cruz, fomentando la inmigración desde las islas. Moyano y Ethel residieron en Puerto Santa Cruz, cuyas primeras edificaciones fueron hechas con materiales traídos desde las Malvinas. De aquellos tiempos datan los pioneros malvinenses en Santa Cruz Dickie, Duncan, Fell, Felton, Halliday, Hamilton, Mac George, Mackenzie, Patterson, Rudds, Saunders, entre otros. Hipólito Solari Yrigoyen resumió la política migratoria de Moyano completando el estado de algunos pobladores isleños diciendo que estaban «guiados por un sentido práctico», y que «habían terminado por comprender que la unión de las islas con la Patagonia era un hecho racional, beneficioso y hasta inevitable».